El inconsciente, ¿enemigo o poderoso aliado?

En muchas ocasiones pensamos que nuestros deseos no se cumplen o materializan debido a la presencia de un inconsciente autosaboteador y en cierta medida así es, pero hay que comprender que el inconsciente no es el malo de la película sino un servidor fiel y eficiente que tiene por objetivo protegernos de aquello que nos produce sufrimiento y dolor.

Un programa automático que lo registra todo

Toda o gran parte de la información que domina en nuestro inconsciente ha sido grabada en los primeros años de nuestra vida y esta información es la que domina nuestra vida en la actualidad, lo queramos o no, y siempre y cuando no nos hayamos parado a revisar las creencias o patrones repetitivos que nos vuelven un zombi en la vida, ajeno a todo atisbo de voluntad consciente.

Una de las características del inconsciente es que no razona y por lo tanto no tiene capacidad para discernir, su función es grabar aquellos sucesos que han tenido un gran impacto emocional y de supervivencia en nuestras vidas.

Por ejemplo si nuestros padres nos inculcaron que hay que hacer grandes esfuerzos para conseguir dinero, nuestro subconsciente grabó la asociación de esfuerzo=ganar dinero, independientemente de que esta asociación pueda no coincidir con la realidad y por tanto ser falsa.

Revisa tus creencias desde su raiz

Es necesario revisar nuestros patrones o creencias-base porque son nuestros cimientos y si estos no nos aportan solidez, más vale destruirlos y empezar una nueva construcción.

Una forma de trabajar con ellos consiste en examinar que aspectos (positivos o negativos) tenemos asociados a temas como salud, dinero, amor u aquello que consideramos importante en nuestras vidas.

Idea: coge una hoja y en la parte de arriba escribe la palabra AMOR, a continuación vas a utilizar la escritura automática y ¡sin pensar! vas a escribir todo lo que se te pase por la cabeza, después saca tus propias conclusiones. Puedes hacer lo mismo con otras parcelas de tu vida.

De lo expuesto hasta ahora podemos deducir que nuestro inconsciente no “es malo”, no quiere vernos sufrir y morder el polvo, lo que ocurre es que no tiene grabado el programa correcto en forma de patrones o moldes ideales, positivos y funcionales en los que se asiente nuestra experiencia de vida.

Y en esta permeabilidad reside el gran poder del inconsciente, igual que nos han metido un programa obsoleto y confuso de quien realmente somos, de igual manera podemos meter otro programa que registre fielmente lo que somos en esencia.

Autora: Virginia de la Iglesia

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